Yo era una comerciante, dueña de inmensas riquezas en esclavos, oro y joyas. Viéndome precisada a viajar para arreglar ciertos asuntos, me aprisione de galletas y de dátiles para alimentarme en el desierto.
Partí cabalgando durante días y días, cuando llegue a mi destino, puse en reglas todos mis negocios y emprendí mi regreso. Agobiada por el calcinante sol del desierto, mi mirada se avivo descubrir un pequeño oasis a un lado del camino. Me dirigí a él y llegada descanse a la fresca sombra de los árboles, y me senté junto a un arroyo cristalino, extrayendo de mi bolso todas las provisiones que me quedaban. Los huesos de los dátiles los fui arrojando a mi alrededor concluido mi banquete me lave el rostro las manos y los pies como una buena musulmana y me arrodille para recitar mis oraciones.
Encontrándome en esa postura cuando se me apareció un genio de una estatura colosal y de horrible aspecto, esgrimiendo un descomunal alfanje. Su mirada lanzaba fuego y me dijo así aterrorizada mente:
_acabas de matar a mi hijo y tú también vas a morir.
Y me asió por los cabellos y me arrojo al suelo y alzo su feroz acero dispuesto a descargarlo sobre mi cuello y espalda.
Favor gimió el mercader ¿Qué crimen he cometido? ¿Cómo he podido matar a vuestro hijo si ni siquiera lo visto?
_ósea que vas a negar que has arrojado los huesos de los dátiles-vocifero el genio
_eso es verdad y no o niego
_pues has de saber-que su hijo pasaba a tu lado, le dio en el ojo uno de tus huesos y fue fulminado por la muerte y tu su asesina sufrirás la misma suerte.
El alfanje se agito sobre mi cabeza y yo sentí que llegaba mi último momento.
Soy inocente -clame yo. Acaso he matado a tu hijo pero lo hice involuntariamente ¡tenéis que concederme nuestro perdón!
Al hablar así se acordaba de ms padres y abuela los cuales no vería más. En mí desesperación y justamente cuando el genio iba a dejar caer su alfanje lancé un grito y le dije al genio:
Escuchadme solo un palabra, os pido la última merced antes de perder la vida. Dejad en suspenso vuestra sentencia, mientras me despido de mi familia, hago el testamento y ordeno mis negocios. Después, juro por el Dios del cielo y de la tierra que me tendréis aquí dispuesta a entregar mi cuello.
¿Qué tiempo te llevará todo eso? – pregunto el genio.
- Un año. Regresaré al término de este plazo y me someterá a vuestra voluntad.
- No olvides que lo has jurado ante Dios. – Dijo el genio.
Diciendo estas fatales palabras, el colosal genio desapareció, y yo después de recobrarme del susto seguí mi camino.
Llegada a mi casa fui recibida con gran alegría por mi familia, pero yo estalle en grandes sollozos y explique con detalle mi triste aventura y la clase de juramento que tenía unido al genio. La revelación toco la alegría en lamentos, y mis padres y abuela lloraron amargamente.
Yo infortunadamente pague mis deudas, repartí limosnas entre los pobres, obsequie a mis amigos con valiosos regalos, concedí la libertad a mis esclavos y repartí su cuantiosa hacienda entre sus hijos. Tales asuntos me ocuparon todo el año de modo que al concluir los asuntos yo decidí no presentarme donde el genio a no cumplir con la promesa que hice, ni el juramento.
El genio me espero por 25 días y 24 noches, pero yo no decidí presentarme. Días después el genio fue a buscarme a la casa y estaba sentada en la sala de mi casa, y me amenazo que si no me enfrentaba a un duelo con él iba a matar a mi familia entonces yo acepte y al día siguiente llegue armada y con valor a enfrentarme con el genio, el genio a escuchar mi llegada salió de su lámpara armado. Luchamos durante horas pero ninguno ganaba, hasta que a mí de pronto se me ocurrió que si él era un genio viviría en una lámpara, pero se encontraba más allá del oasis. Entonces yo Salí corriendo hasta donde se encontraba su lámpara pero el persiguiéndome para no tomar la lámpara me golpeaba y me ponía muchos obstáculos, pero cerca de un árbol se encontraba escondida una botella de vidrio con un mensaje que decía:
-aquel hombre que encierre al genio en la botella. El genio será destruido para siempre y el hombre vivirá en paz, alegría y armonía con su familia.
Entonces al distraerse el genio yo tome rápidamente la botella la abrí y encerré al genio, venciéndolo y escondiéndolo en el lugar más profundo del desierto. Viví muy feliz, en paz, alegría y armonía según decía el mensaje escrito de la botella.